Las personas que viven con diabetes necesitan mantener un control adecuado de sus niveles de glucosa en la sangre, y muchas de ellas requieren inyecciones de insulina diariamente que los ayuden a mantener dichos niveles dentro del rango saludable.
Con el paso de los años, el control de la diabetes ha incorporado herramientas de la tecnología médica, logrando una transición significativa en la precisión y, principalmente, en la comodidad y en la efectividad de los tratamientos.
Hablar de tecnología para tratar la diabetes va desde referirse a los instrumentos con los que quienes lo necesitan pueden medirse la glucosa e inyectarse insulina, hasta los estudios e investigaciones en constante desarrollo, que cada cierto tiempo aportan nuevos beneficios para tratar este padecimiento crónico, por ejemplo:
- Monitoreo continuo de glucosa: A través de un sensor que se implanta debajo de la piel de los brazos del paciente, sus niveles de glucosa en la sangre se rastrean de manera automática durante el día y la noche. El sensor detecta la glucosa intersticial, que es la glucosa contenida en el líquido entre las células. Cada pocos minutos, el sensor comprueba el nivel de glucosa. Los datos se envían de forma inalámbrica a un monitor mediante un transmisor. Así, puede conocer su nivel de glucosa en cualquier momento, e incluso observar cómo fluctúa durante períodos determinados, para establecer cambios en su dieta o ritmo de actividades. La tecnología aplicada en este caso es de utilidad para tomar decisiones más informadas sobre cómo equilibrar el suministro de medicina, los horarios de alimentación y la práctica de actividad física a lo largo del día.
- Bomba de insulina: Una bomba de insulina es un pequeño dispositivo que se implanta en el lugar adecuado del cuerpo e imita la actividad del páncreas; es decir, suministra insulina de acción corta continua durante todo el día. Así, elimina la necesidad de aplicarse muchas inyecciones diarias. La bomba de insulina está configurada para adaptarse a las demandas del paciente. La insulina se inyecta en el tejido adiposo a través de un tubo corto de plástico conocido como cánula, que se conecta a un depósito en la bomba. Se utiliza una aguja, conocida como equipo de infusión, para implantar la cánula debajo de la piel. Para evitar infecciones, se reemplaza cada dos o tres días. En la bomba, solo se utiliza insulina con una vida media corta. No hay necesidad de insulina de acción prolongada porque la bomba la administra continuamente. Una bomba de insulina mejora el control de la diabetes y reduce el riesgo de hipoglucemia. También da a las personas más libertad en el para consumir sus comidas y realizar sus actividades.
- Sistema de circuito cerrado: También conocido como páncreas artificial, el sistema de administración de insulina de circuito cerrado tiene poco tiempo de emplearse en el tratamiento contra la diabetes, y tiene el objetivo de disminuir el peligro de hipoglucemia, pues mantiene un control estricto de la glucosa. En él, un sensor desechable analiza los niveles de glucosa intersticial, que se suministran a un algoritmo de control que controla la administración de un análogo de insulina de acción rápida en el tejido subcutáneo mediante una bomba de insulina de la forma más factible, de acuerdo con información previa del paciente. Los sistemas de circuito cerrado incorporan componentes de detección de los niveles de glucosa y de administración de insulina y se distinguen por suministrar insulina sensible a la glucosa en tiempo real.
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